martes, 17 de noviembre de 2015

No tendréis mi odio...

Antoine Leiris, periodista, perdió a su mujer en los atentados. Fue asesinada por los terroristas en la sala Bataclan. Antoine ha escrito una emotiva carta en Facebook, que se ha hecho viral.

"El viernes me robastéis la vida de una persona excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo. Pero no tendréis mi odio. No se quiénes sois y no quiero saberlo, sois almas muertas.  No os haré ese regalo de odiaros. No responderé con odio y cólera.  No tendré miedo,  no dudaré de mis conciudadanos,  no sacrificare mi libertad por la seguridad.  Habéis perdido. 

La he visto esta mañana, por fin, después de noches de espera. Estaba tan guapa como cuando se fue, el viernes, tan bella como cuando me enamoré perdidamente de ella, hace más de 12 años.  
Por supuesto que estoy devastado por el dolor.  Os concedo esa pequeña victoria,  pero dudará poco.  Se que ella nos acompañará todos los días y que nos encontraremos en el paraíso de las almas libres al que nunca podréis acceder.  

Somos dos, mi hijo y yo, pero somos más fuertes que todos los ejércitos del mundo. Ya no tengo más tiempo para vosotros, tengo que despertar a Melvil de su siesta. Sólo tiene 17 meses. Va a merendar, como todos los días, después jugaremos como todos los días y toda su vida este niño luchará para ser feliz y libre.  

Tampoco tendréis su odio".

sábado, 7 de noviembre de 2015

Carta abierta a Julio Rodríguez, de un militar de verdad

Me pasan esto, que yo creo resume muy bien lo que sienten la mayoría de los militares de este que se dice también militar que se ha pasado a Podemos, sin desperdicio.

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Mi General, o mejor dicho, Julio:

Todos los militares recibimos o impartimos charlas de valores militares, y hoy quiero, aunque sea en papel, impartirte una más, quizá la última para ti como militar.
Honor, que bonita palabra, y que difícil de definir. Yo voy a intentarlo.
Honor es defender y respetar nuestra Bandera, esa que juramos, aunque tu me imagino prometiste, defender hasta derramar la última gota de nuestra sangre, y que tu compañero teniente de Alcalde de Barcelona ultrajo en el balcón del ayuntamiento.
Honor es respetar al jefe supremo de nuestras fuerzas armadas, SM el Rey, cuyo busto metieron en una caja tus compañeros del ayuntamiento de Barcelona, o cuyo retrato quitaron del lugar preferente que por ley le corresponde, o como tus más cercanos compañeros de Zaragoza, humillaron tratando de quitar su honroso nombre de un polideportivo. 
Honor es respetar la memoria de nuestros muchos camaradas  asesinados por la ETA, y con cuyos palmeros gobiernan tus compañeros de Navarra.
Honor es la divisa de nuestra querida Guardia Civil, a cuyos miembros, tu compañero Alcalde de Cádiz,  permitió , con una sonrisa en sus labios llamar hijos de puta en un acto público.
Honor es la lágrima callada de las familias de nuestros camaradas fallecidos en misiones internacionales, en las que tu, a pesar de llegar a General, no tuviste la suerte de participar, ya que alguien debía quedarse cuidando los despachos.
Honor es jugarse la vida contra piratas en aguas somalíes, aunque él tuviese potestad para ordenar actuar contra ellos , prefiriera el silencio, o quizás el diálogo.
Honor es morir en aguas del Atlántico, vistiendo el honroso uniforme del nuestro querido Ejército del Aire, del que tú has decidido desprenderte para vestir la más cómoda camisa vaquera.
En fin, el Honor es eso que cuando se pierde, ya no se recupera.
Quizás te parezca pretencioso que un pobre Capitán quiera dar hoy la lección de moral, pero que sepas que hacerlo ha sido para mí todo un Honor.
No quiero acabar sin recordarte el lema que aprendí hace más de treinta años  en mi querida academia de Talarn, y que un político, como tu eres ahora, ordenó quitar de nuestro monte Constampla:
A ESPAÑA SERVIR, HASTA MORIR.

Atentamente
Un militar de verdad.
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